TENTE LAGUNILLA: Espíritu joven y montañas viejas

A propósito de su próxima marcha al Dome Kang y de su paso por Madrid, repasamos con Vicente Lagunilla los motivos que le han llevado a buscar "el desamparo y la desolación" de la montaña durante casi cuatro décadas.


'...la esencia del alpinismo, la libertad', Tente <i>dixit</i>.<br>Foto: col. Tente Lagunilla

'...la esencia del alpinismo, la libertad', Tente dixit.
Foto: col. Tente Lagunilla
Pasar casi 40 años ligado a las montañas, grandes o pequeñas, suele despertar una conciencia diferente, algo salvaje, una humildad extrema, una capacidad para el asombro que, en general, la mayoría pierde cuando se encierra en un laberinto de torres de cristal y aceras. De Vicente Lagunilla (1961), espigado, con una sempiterna barba, solo los que le conocen podrían pensar que detrás de su aspecto de profesor cándido se esconde una fiereza que ha hecho sucumbir tres ochomiles (Everest, K2, GII). "Es un compañero imprescindible", le describe Carlos Soria, con quien Tente compartirá, en pocos días, la expedición al Dome Kang.

Más de una quincena de actividades extraeuropeas (Andes, Karakorum, Himalaya…) y su papel como rescatador de montaña (es bombero de profesión) han cimentado en él esa templanza del viajero incombustible, que ha escrutado paisajes y corazones, y que le han valido para, a pesar de que su actividad no se equipara a la de las "stars" alpinas, ser uno de los montañeros más respetados del país. Puede que precisamente por eso, por ser montañero la palabra que mejor le define. Uno como los de antes, enamorado de las formas y de las penurias. Como "Tente" proclama, el espíritu sigue siendo el mismo.

Vista del GII, en primer término, y del GI.<br>Foto: desnivelpress.com

Vista del GII, en primer término, y del GI.
Foto: desnivelpress.com

"Muchas cosas, por no decir casi todo, ha cambiado, pero opino que el espíritu sigue siendo el mismo".

Empezaste con 9 años en la montaña. ¿Cómo ha cambiado todo?
Evidentemente en todos estos años (casi 40) todo ha cambiado, la sociedad, las comunicaciones, la economía, etc. y por supuesto el mundo de la montaña no es ajeno a estos cambios. El material ha cambiado, de las camisas de franela y los jerséis de lana hemos pasado a las camisetas térmicas y el forro polar que nos permiten estar "casi siempre" secos. Los medios de locomoción también han cambiado; recuerdo los primeros años de mi afición a la montaña cuando para salir al norte de la provincia de Palencia y subir Curavacas, teníamos que esperar un puente de tres días. El viaje hasta Guardo o Cervera lo hacíamos en coche de línea y de estos pueblos hasta la base de la montaña teníamos que apuntarnos de "polizón" con el cartero o el panadero. Hoy en día no es inusual hacer esta misma actividad madrugando y llegando a comer a casa. La mentalidad ha cambiado, el número de aficionados se ha incrementado notablemente, el entrenamiento ha evolucionado... muchas cosas por no decir casi todo ha cambiado, pero contrariamente a lo que piensa mucha gente, yo opino que el espíritu sigue siendo el mismo. La atracción de la montaña sigue más o menos las mismas pautas. Lo que ha cambiado es el "revestimiento" pero el corazón sigue siendo muy similar al de hace 40 u 80 años.

En ese tiempo, has visitado tantas montañas y cordilleras que será difícil que te quedes con alguna, pero voy a pedirte que lo hagas…
Cada montaña y cada expedición tienen su encanto particular y es difícil hacer una clasificación. De todas tienes buenos y malos recuerdos, pero de una forma totalmente subjetiva guardo un especial buen recuerdo de las expediciones de Patagonia (cuatro amigos con poca experiencia, poco dinero y mucha ilusión, que conseguimos ascender a la Poincenot y al Fitz Roy) y la del K-2 (el K2 es el K2 y poco más puedo explicar). Hablando de montañas en particular, me quedo con el Curavacas. Es la montaña "de casa" en la que he disfrutado mucho y se podría decir que me he formado como montañero. He subido con amigos, con mi hijo, con mi mujer, en invierno, verano, he abierto alguna ruta….. todo esto hace que la tenga un cariño especial.

Vicente Lagunilla en el campo base del K2.<br>Foto: desnivelpress.com

Vicente Lagunilla en el campo base del K2.
Foto: desnivelpress.com
Has ascendido como 100 veces el Curavacas. ¿Te queda algo por conocer de esa montaña?
Como ya te he comentado, Curavacas es un poco "la montaña de mi vida", pero a pesar de todo sigue guardando secretos tanto para mí, como para generaciones futuras, aunque lo realmente importante de una montaña no es su aspecto físico, su altura, su dificultad, sus paredes, sus corredores... Lo realmente importante son las sensaciones que despierten en las personas que la visitan y Curavacas no defrauda a nadie.

Además de tu pasión por el alpinismo, eres miembro de los grupos de rescate. ¿Te ha traído más alegrías que la actividad en sí misma? ¿No es comparable?
Son cosas distintas. Últimamente estoy muy volcado con el tema del rescate y me está dando mucho trabajo, que se ve ampliamente compensado con las satisfacciones de poder ayudar a personas en apuros. Llevo media vida dedicado, desde mi trabajo como bombero, a intentar ayudar a los demás y esto es doblemente satisfactorio si se desarrolla en la montaña y a quien ayudas es a "colegas" montañeros.

¿Qué opinas de la reciente polémica por los rescates en Madrid?
No tengo la información suficiente como para opinar de este caso en concreto. Al contrario de lo que se hace en muchos foros, no me gusta hablar por hablar sin tener todos los datos, pero de una forma más genérica el tema de los rescates en España está bastante crispado, lo cual no es bueno. Sobre todo en las Comunidades Autónomas donde han empezado a convivir varios grupos de rescate, existen unos roces, generados la mayor parte de las veces por falta de diálogo y coordinación, que esperemos que se solucionen lo antes posible, pues creo firmemente que lo importante en esto del rescate es "sumar". Cuantos más medios haya mucho mejor y los "monopolios" y las exclusividades no son buenas sean del color que sean. La diversidad siempre es positiva y enriquecedora. Simplemente ponte en la piel de un padre que tiene un hijo desaparecido en la montaña. Estará deseando que en vez de un helicóptero, haya dos buscando a su hijo, y en vez de cuatro rescatadores, haya cincuenta buscándolo. Y si son más helicópteros y más personas (por supuesto que bien coordinadas y preparadas) mejor.

¿Cuántas penurias habrá superado esa barba?.<br>Foto: col. Tente Lagunilla

¿Cuántas penurias habrá superado esa barba?.
Foto: col. Tente Lagunilla

"En algunas ocasiones y oyendo a algunos alpinistas parece que las grandes montañas se banalizan, pero de vez en cuando éstas ponen a cada quien en su sitio y demuestran con rotundidad que allá arriba no somos nada".

También eres profesor. ¿Qué pretendes inculcar a tus "alumnos"? ¿Los mejores valores son los de la montaña?
Los mejores valores no son los de la montaña, pero son buenos valores. En los cursos que son lo suficientemente largos como para hacer amistad con los alumnos (los mejores cursos) siempre termino diciéndoles que lo que hemos intentado enseñarles no son unas técnicas o unas destrezas, sino una "forma de vida" que sin pretender que sea la mejor, sí que es lo suficientemente buena, como para permitirte ser feliz, objetivo último de la persona.

Has recibido varios galardones por tu carrera deportiva. ¿Eso te importa algo?
Hombre, es más agradable recibir un premio que un castigo, pero en mi caso ni los he buscado ni por supuesto los he rechazado. Siempre han sido bienvenidos y agradecidos. Los he recibido con la sensación de que el premio no era para mí sino para el mundo de la montaña en general y así siempre lo he dicho. Por otra parte, estos premios te ayudan a encontrar patrocinadores cuando la actividad que quieres hacer es una expedición y el presupuesto no es asumible por tu economía.

Tienes, con el GII, tres ochomiles. ¿Qué atracción despiertan en ti los grandes gigantes?
De unos años a esta parte es la actividad en la que más a gusto me encuentro. Por supuesto que no es la faceta de la montaña de más relevancia, a pesar de que sea casi la más conocida por el gran público, pero tiene un componente que me atrae en especial, que es la sensación de abandono y desamparo que sientes a partir de cierta altitud. Por encima de los 6500 m. es prácticamente imposible la ayuda exterior y un rescate es inviable, incluso tus compañeros poco pueden hacer por ti. O bajas tú o no te baja nadie, y aunque parezca un poco de masoquistas, esa sensación me gusta. Por supuesto que sigo practicando con más o menos intensidad distintas disciplinas de la montaña, escalada, esquí de travesía, etc. y disfruto por igual con todas ellas, pero como digo, últimamente por diversos motivos, es en las montañas altas donde más a gusto estoy.

Tente Lagunilla, Pedro Rodríguez y Martín Ramos en la cumbre del Everest.<br>Foto: col. Tente Lagunilla

Tente Lagunilla, Pedro Rodríguez y Martín Ramos en la cumbre del Everest.
Foto: col. Tente Lagunilla
Hay dos frases que sé que te gustan. Los alpinistas son los "conquistadores de lo inútil" y "en las grandes montañas no hay juego, solo riesgo". ¿Qué expresan para ti? ¿Son verdades absolutas?
En esta vida, por suerte o por desgracia no hay ninguna verdad absoluta, pero en concreto esas dos frases de las que hablas, creo que están bastante acertadas. No hay nada más "inútil", desde el punto de vista de lo material, que ascender una montaña, pero justamente es ahí donde está lo que nos gusta. La otra frase, creo que se explica por sí sola. En algunas ocasiones y oyendo a algunos alpinistas parece que las grandes montañas se banalizan, pero de vez en cuando éstas ponen a cada quien en su sitio y demuestran con rotundidad que allá arriba no somos nada.

Al ascender el GII, casi al mismo tiempo se sucedía la gran tragedia del K2. ¿Algo dentro de ti te decía que eso podía estar pasando? ¿Es lógico que esto ocurra en una de las montañas más feroces cuando va tanta gente?
Tampoco tengo toda la información que yo quisiera para poder hablar del tema, pero por lo que me contó Alberto cuando coincidimos en el regreso del Karakorum, en este caso, como siempre, fueron pequeños detalles, pequeñas acciones que por sí solas no suponen ningún peligro, pero que cuando se mezclan en determinada proporción conducen a la fatalidad. El K2 no es una montaña para los grupos grandes, y así lo ha demostrado ya en varias ocasiones.

Lo próximo, el Dome Kang… ¿Pasará, por fin, a ser parte de la historia? ¿Será la actividad de una vida para ti? ¿El gran sueño?
Subir una montaña virgen en el Himalaya es algo que me hace mucha ilusión. Solamente intentarlo, el aspecto de exploración y aventura que tiene esta montaña es algo extraordinario en los tiempos en que vivimos, en los que ya cada vez queda menos terreno virgen en este viejo mundo. Si subimos será maravilloso, pero si no lo conseguimos también regresaré con la satisfacción de haber podido intentarlo. "Si lo intentas, puedes perder. Si no lo intentas, estás perdido".

Fuente: Desnivel

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