A Gorka es difícil que algo le borre la sonrisa del semblante. El escalador azpeitiarra desprende simpatía y buen humor. Una manera de vivir y de sentir que traslada a todos los ámbitos de su existencia y en la que la escalada es uno de sus principales motores.
Gorka Karapeto. Foto: Jorge Jiménez / desnivelpress.com |
Nacido en la localidad guipuzcoana de Azpeitia, donde los escaladores de octavo grado son legión, su caso es igual al de cualquier otro chaval del norte. No fue extraño, por tanto, que sus primeros contactos con la montaña los viviera en la más tierna infancia. Sin embargo, sus pasos no se encaminaron por la horizontalidad hacia las cumbres que rodean su bella villa natal, Kara pronto se decantó por la verticalidad de las paredes más cercanas. Convertido en el benjamín de un grupo, entre los que aún mantiene a sus mejores amigos y en el que destacaban a los insignes hermanos Prieto, Beltza o Apeto, se dejó llevar y asesorar, hasta llegar a convertirse en el maestro de la dificultad, que es hoy en día.
Una docena de años escalando le han proporcionado un bagaje que se afana en aplicar allí donde se encuentre, escalando placas, desplomes o techos. Con la roca como motivación trascendental, tampoco le hace ascos a la competición. De hecho, este año, quedaba cuarto en la primera prueba de la Copa de España y se hacía, por tercer año consecutivo, con el Campeonato de Euskadi. Sin olvidar unos resultados en roca que le han hecho engordar su lista de 8c´s con cinco nuevos encadenamientos y añadirse su primer noveno grado, marca de la casa de su amigo Ekaitz Maiz: Sistematik ihes (9a), en Aizpún.
Kara sobre Sistematik ihes, 9a en el techazo de Aizpún. Foto: Xavier Prieto |
Muy bien. He escalado mucho en roca y en competición me he sentido muy a gusto.
¿Eres mitómano? ¿Tienes ídolos?
No, pero sí hay personas a las que admiro. Chris Sharma, al que conocí en Santa Linya, por esa personalidad arrolladora, con la que te contagia su “buen rollo”. Dani Andrada por la motivación que tiene, tanto para equipar como para escalar a muerte o Patxi Usobiaga por su capacidad de sacrificio y su tesón. Cualquier de los tres son dignos de admiración. Pero también están mis amigos Ekaitz Maiz o Antón Zabala, de los que siempre aprendo algo y con quienes comparto mis mejores momentos.
¿Qué opinas del entrenamiento planificado? ¿Lo sigues? ¿Tienes entrenador?
Hace un par de años me dirigió Jon Gurutz Lazkoz. Con aquellas pautas y lo que aprendí de él ahora me pongo yo mismo los entrenos. Soy el que mejor me conozco y el que mejor sabe de lo que carezco y por tanto en lo que tengo que incidir. Estoy contento de como me lo he planteado este año y con los resultados obtenidos hasta la fecha.
Gorka Karapeto en Jo take (8b), en Etxauri. Foto: David Munilla |
Ahora soy más selectivo. Escalo aquellas rutas que realmente me llaman la atención, que creo me van a aportar algo como escalador. Me gustan las rutas largas de resistencia, aquellas en las que te da tiempo a batallar, en las que puedes rectificar, en las que hay alternativas, si eres pequeño, si eres alto... La vía de la que más orgulloso estés. Quizá mi primer 8a Blue Jeans en Araotz con 16 años, por ser el primer octavo. Para mí supuso romper una barrera psicológica. Algo que también me ocurrió en Tas Tas 8c+/9a. Entraba a la vía muy nervioso, quizá eso me hizo sumarle pegues. Al final llegó el día que la encadené y me quité un gran peso de encima. De eso ya hace un par de años.
¿Y viajar?
Claro que me gustaría ¿a quién no? Pero para eso hay que tener recursos.
¿Es imposible vivir de la escalada?
Yo estoy contento con mis patrocinadores Ternua, Boreal, Roca, pero para mantenerte hay que trabajar.
Cuéntame un viaje con el que sueñes.
Regresar a Yosemite. Aquella fue una experiencia enriquecedora. También me gustaría ir al Himalaya. Allá existen grandes paredes que me atraen mucho. No será a corto plazo, pero no descarto emprender una expedición. Quién sabe. Es un sueño que me gustaría se convirtiera en realidad.
Como aperturista te has centrado en Aizarnazabal, un lugar tranquilo, que se ha convertido en el escenario de vuestros juegos y divertimentos.
Es un pequeño muro que nos queda muy cerca de casa. Allí estamos tranquilos y hemos centrado buena parte de nuestros esfuerzos y ganas una cuadrilla de amigos de Azpeitia.
¿Cuántas vías hay?
Una docena de nivel medio y alto. Pero más que las vías destacaría quizá el entorno en el que se encuentra, un sitio tranquilo, lleno de paz en comunión con la naturaleza. Es un paraje en el que te sientes bien.
Gorka Karapeto escalando en Sadernes. Foto: Joan Cabau |
Quién sabe. Lo mismo se preguntarían hace cuatro o cinco décadas donde el octavo no entraba en la cabeza de nadie. La escalada ha evolucionado mucho y seguirá evolucionando. La vías serán cada vez más largas, con pasos más complejos... Pero llegarán personajes del tipo Adam Ondra, un auténtico ingrávido, o David Lama y las resolverán.
¿Dónde te ves con 20 años más?
En Araotz, escalando con mis hijos, enseñándoles a hacerse el ocho. Seguiré manteniendo la misma filosofía que tengo ahora. A mí lo que me gusta es escalar; sea un octavo sea un quinto. Es lo que me carga de energía. Dentro de veinte años ni de lejos estaré al nivel actual, pero la motivación será la misma, las ganas serán las mismas y me levantaré pensando: “Vamos a escalar unos larguitos a Araotz. A disfrutar con los amigos. ¿Qué más se le puede pedir a la vida?”.
Por Lorea MADINA
Entrevista publicada en Desnivel el 24/12/2008.
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