Quizá pase algo desapercibido, pero el estudio es muy interesante. Un trabajo recientemente publicado en la revista de la Academia Americana de Medicina Física y Rehabilitación sugiere que las zapatillas que usan los deportistas para correr deberían modificar su diseño actual. De esta forma, de acuerdo con los autores del escrito, puede que disminuya el índice de molestias en las rodillas que sufren un porcentaje significativo de corredores.
Científicos de las universidades de Virginia y Colorado, en EEUU, junto con expertos de la compañía JKM Technologies, han demostrado que las fuerzas de rotación que se generan sobre las rodillas y las caderas cuando se corre sobre una cinta rodante con las típicas zapatillas de deporte son distintas –y sobre todo mayores– que las que se crean al hacerlo descalzo, o únicamente con calcetines.
De hecho, los investigadores, después de cotejar sus resultados, han lanzado la hipótesis de que el incremento de esas fuerzas de rotación en las articulaciones puede contribuir a las lesiones osteoarticulares que provocan muchas veces síntomas dolorosos en los corredores habituales.
Los datos se obtuvieron de un experimento realizado con 68 personas sanas y activas (37 mujeres y 31 varones con una edad media de 34 años) que corrían alrededor de 25 kilómetros semanales. En el experimento cada uno de ellos lo hizo sobre una cinta rodante especialmente diseñada para medir la cinética del ejercicio a un ritmo de 11 kilómetros por hora.
En un primer momento usaron un calzado estándar –similar al que generalmente usa la mayoría del público– con forma semicurvada, amortiguación hidráulica en el talón y 13 milímetros de diferencia de altura entre la parte posterior y anterior del pie.
En un segundo tiempo –de manera que cada participante se convirtió en su propio control– corrieron la misma distancia, pero a pie descubierto. A todos les colocaron 16 sensores especiales distribuidos por puntos específicos de la pelvis, los muslos, las rodillas, la parte inferior de las piernas, la cabeza del segundo metatarsiano y los talones. Luego, mediante un software especialmente diseñado para la investigación, se capturaban en tres dimensiones todos los movimientos del sujeto y se obtenían los valores de las fuerzas cinéticas que actuaban sobre las articulaciones de los miembros inferiores. De esta forma se podían evaluar las diferencias en las medidas obtenidas en las dos situaciones: corriendo con calzado y sin él.
Resultados
Las fuerzas de rotación en las tres articulaciones estudiadas fueron significativamente mayores cuando se usaban las zapatillas que cuando se corría sólo con calcetines. "Observamos que calzados había un aumento del 36% en la fuerza de rotación en flexión de la rodilla, y eso posiblemente eleva la tensión sobre el tendón de la rótula", afirman en su escrito los autores.
"Pensamos que ese detalle, unido al incremento en un 38% de la fuerza de rotación interna de la rodilla, implica mayor compresión en el compartimento tibio-femoral. Y eso sin olvidar que también existen aumentos de la rotación interna de la cadera. Ambas cosas pueden tener implicaciones clínicas", añaden los investigadores.
No obstante, en el escrito no se insinúa que para correr sea mejor el ir descalzo que utilizar las zapatillas de deporte. Lo que se preguntan los expertos es si no sería razonable replantearse el diseño de algunas zapatillas deportivas, teniendo en cuenta estas variables de la misma manera que se ha hecho con la amortiguación de la pisada.
El calzado del corredor de medias distancias está pensado para disminuir la fuerza de los impactos en el talón y para controlar la pronación del pie. Sin embargo, no hay evidencia científica que apoye el que este tipo de diseño sea el mejor para la salud articular a largo plazo de sus usuarios. De hecho, la incidencia de problemas en las rodillas de corredores no ha cambiado de manera significativa con los avances de la forma y calidad de las zapatillas, mientras que la amortiguación lograda en las cintas de los modernos gimnasios sí parece que ha obtenido beneficios.
En cualquier caso, los autores –que insisten en que los métodos utilizados en su investigación son los tecnológicamente más punteros que existen hoy en día– confiesan que les ha faltado analizar otras características de la marcha que hubieran ayudado a valorar mejor las diferencias en la fuerza de rotación de las distintas implicadas en la carrera.
Aunque se ha hablado mucho del papel de la carga repetitiva en la degeneración del cartílago de la rodilla, no se ha explicado bien el rol de las fuerzas de rotación sobre la articulación.
Por otra parte, algunos comentarios prodecentes de diferentes blogs diseminados por internet alertan del conflicto de intereses que puede haber en alguno de los científicos que han participado en la investigación. Uno de ellos posee un paquete de acciones de una compañía que a su vez tiene un gran departamento en el que se investiga en el diseño de muchos tipos de calzado.
Fuente: El Mundo Salud
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