CALCETINES: ESE DETALLE OLVIDADO

Todo el mundo es consciente de lo importantísimo que es contar con la zapatilla que tenga el mejor sistema de amortiguación, la camiseta con el tejido que transpire mejor o la ropa térmica que nos proteja a la hora de rodar en invierno a varios grados bajo cero. Pero hay una prenda que es la que está en constante roce con nuestra piel, pegada a nuestro cuerpo y en un punto donde nos puede causar el mayor de los daños o proporcionarnos la comodidad más absoluta. ¿Cuánta gente habrá abandonado una carrera de fondo por el roce de un mal remate en un calcetín?, ¿cuántos entrenamientos habrán sido verdaderas torturas por una costura rebelde que se nos clavaba en el talón?


Elección

Como en todo elemento de tu equipación, la elección del calcetín es fundamental. Es decir, que sea de tu talla, que no te sea especialmente grande ni pequeño y, sobre todo, algo muy olvidado: que sea del material adecuado. Lo de comprarse un lote de “6 calcetines fantásticos para que usted y su familia haga deporte” en el centro comercial o en el mercadillo de la plaza del pueblo es una apuesta muy arriesgada, si lo que vas a hacer con ellos es entrenar kilómetros o competir. Ir al cine o de fiesta con cualquier cosa, pues vale, pero ten en cuenta que cada zapatilla soporta varias toneladas de peso en cada entrenamiento. Por lo tanto, tu calcetín también. Además, entran otros detalles técnicos, como que con el material sintético (tergal o similares) tienden a ser demasiado resbaladizos y a no absorber ni evaporar nada de sudor, con lo que tienes el pie como en un bote de aceite. Lo más normal en un calcetín mínimamente técnico (es decir, lo que necesita cualquier corredor) es mezclar algodón o hilo con algún tejido elástico, como licra, para favorecer la comodidad, por un lado, y la adaptabilidad por otro. Por cierto, ten cuidado de que no te aprieten en exceso en la caña, porque te pueden dar problemas de riego sanguíneo en el tobillo, aparte de la incomodidad.


Tipos

Se debería cambiar de tipo de calcetín dependiendo de la actividad concreta que hagas. Vamos, que no es lo mismo hacer una carrera de cinco kilómetros o una milla en medio del tórrido verano, que una sesión de 30 kilómetros en pleno invierno. Así, podemos distinguir:
Calcetín de entrenamiento: la caña suele ser bastante alta y el tejido de cierto grosor. En invierno son más altos y algo más gruesos, mientras que en verano se usan las cañas algo más bajas y el tejido más fino e incluso muy perforado para mejorar la transpiración.
Calcetín de competición: las cañas bajan espectacularmente o desaparecen del todo convirtiéndose en calcetines tobilleros. O sea, que dejan el tobillo al aire. Lo más normal es que sean de rejilla muy fina y se inserten zonas de algodón más grueso en las zonas de máximo impacto, talón y metatarso. En algunos modelos muy técnicos incluso tienes insertos muy finos de materiales de alta absorción del impacto, como EVA o PU, o también puntos que aseguran un buen agarre dentro de la zapatilla y evitan que los “tobilleros” se metan dentro de la zapatilla por falta de agarre al no tener caña.
Calcetines especiales: para verdaderos “súper pro´s” de la carrera, existen calcetines súper especializados. Por ejemplo, Nike ha presentado los Compression, que son altísimos, casi tanto como unos de basket, por lo que llegan hasta la rodilla. Gracias a su diseño, mejoran el riego sanguíneo y retrasan la aparición de ácido láctico, con lo que retardan la fatiga. Y para las cada vez más populares carreras de montaña, han aparecido los Kosok, calcetines con una especie de faldón incorporado en la corta caña que se fija a los cordones. De ese modo, se evita que entren dentro de la zapatilla arena, ramas o piedras. ¡Vaya invento! Y además es español.

Fuente: Corricolari

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