HERMANOS ELÍAS, Pirineos non-stop

Dos riojanos incombustibles (aunque aseguran que el vino les da energía). Dos pirineístas de envergadura, sin afeitar y con sed de desafíos alpinos. Simón y Martín Elías tienen la montaña en la cabeza y en los huesos... 


Simón Elías en Ordesa.<br>Foto: desnivelpress.com

Simón Elías en Ordesa.
Foto: desnivelpress.com
El día está más cerca de la noche cuando salen de casa. Se dirigen, con toda seguridad, a alguno de los bastiones verticales del Pirineo. Cargan con lo de siempre: material de escalada, litros de vino y un cassette gastado, como uno de Manolo Caracol que conocen hasta la saciedad. Van a enfrentarse a alguno de los legados de Remi Thivel, de los Ravier, de Mikel Zabalza, en alguna montaña lo suficiente salvaje y lo suficiente desconocida. Es su forma de entender la vida, una constante sucesión de incógnitas por resolver, afrontadas en estilo non-stop.

Simón Elías nació en 1975, en un pequeño pueblo de la Sierra Riojana de los Cameros. Su hermano, Martín, vendría siete años después, cuando sus padres se habían instalado en la ermita de Lomos de Orio, al abrigo de las cumbres de la Cebollera. "Esa niñez, corriendo monte arriba detrás de las vacas, explica muchas de las cosas que vinieron después". Para empezar, vinieron montañas. Grandes, en el Himalaya, pequeñas más cerca de casa y las inestimables moles del Pirineo, con sus líneas de roca y cristal, de oraciones susurradas en las malas reuniones y de poesía cuando un largo cae detrás de otro.

Martín Elías.<br>Foto: Col. S. Elías

Martín Elías.
Foto: Col. S. Elías
Son los hermanos Elías, dos de los pirineístas más activos y testarudos del momento, miembros del Equipo Nacional de Alpinismo, del que Simón es el director (para algo es el hermano mayor). Alpinismo de nuevo cuño y viejo espíritu, tipos de montaña con una cosa en la cabeza: encontrar una nueva pregunta a la que poner respuesta. Las últimas, Triple Bum, en Peña Telera: 1.000 metros (130 abiertos por ellos), de M8 y 95º, que recorren "el espolón rocoso más grande del Pirineo", el pilar Noroeste de Peña Telera; o la "cruzada" de la Ruta de Shakelton: 170 metros de mixto comprometido abiertos por Mikel Zabalza y Manu Córdova en el valle de Izas.

Puede que tras este invierno rígido (y prolífico) Simón y Martín necesiten un buen afeitado, unos zapatos y una velada tranquila en un antro sin mucho tumulto. Pero probablemente vuelvan a coger los piolets, o quizá ahora los gatos, y se marchen, de nuevo, a cualquier muro infranqueable que se les haya metido en la cabeza.
Christian Ravier, Martín Elías y Simón Elías.<br>Foto: col. S. Elías

Christian Ravier, Martín Elías y Simón Elías.
Foto: col. S. Elías
Sed sinceros… ¿quién escala mejor y quién liga más?
Simón: Sin duda mi hermano escala mucho mejor que yo. Él encadena todos los largos por los que yo me arrastro. En cuanto a lo de ligar nos falta bastante experiencia a los dos pero yo paso más tiempo en la ciudad y veo donde hay condiciones…
Martín: Sin duda es él quien escala mejor porque se las arregla para que me toquen todos los largos duros, y en cuanto a lo de ligar, me gana él con mucho.

Tanto madrugón, tanta carretera, tanto hielo, ¿cuánto de locos estáis?
S: Bastante menos que el que se levanta a esas horas para ir a la fábrica. Creo que la locura está en la sociedad no en la montaña. Vete a un centro comercial un sábado a la tarde y una hora después vete a un refugio a 2.500 metros. Habla con la gente y me dices quién está peor.
M: Peor es ir al fútbol los domingos.

¿El alpinismo es para la gente incapaz de llevar una vida corriente?
S: El alpinismo es para gente con espíritu de aventura, para gente que apuesta y busca compromiso, para gente que no quiere tomar la vida en cómodas dosis de 24 horas. El alpinismo muchas veces no es un deporte, es un medicamento. La incertidumbre es el motor de una vida llena. Si todo viene dado y preparado que se pare el mundo que yo me tiro de cabeza.
M: Quizá el alpinismo sea el culpable de no llevar una vida corriente.

El entorno de la estación de esquí del Tourmalet, enclave frecuentado por los Elías para sus órdagos invernales.<br>Foto: col. S. Elías

El entorno de la estación de esquí del Tourmalet, enclave frecuentado por los Elías para sus órdagos invernales.
Foto: col. S. Elías

Simón: "Pirineo quiere decir casa en nuestro idioma".

¿Y hasta cuándo?
S: Cuanto más mejor.
M: Eso es difícil definirlo todavía, pero creo que va a durar bastante.

¿Cómo os gusta una montaña?
S: Remota, simbólica, alucinógena por las noches cuando le da la luna y marcada por el hielo.
M: Salvaje y difícil

¿Y una mujer?
S: Las mujeres son bastante más peligrosas que el alpinismo, si no que se lo pregunten a los del centro comercial del sábado por la tarde.
M: Salvaje y difícil…

¿Y un libro?
S: Largo y crudo. Me gusta los libros que, como dice mi héroe literario El Melgar, se escriben con los cojones por delante. Es el alpinismo hecho literatura.
M: Que sea pequeño para los vivacs.

Martín en la <i>Ruta de Shakelton</i> en el Valle de Izas.<br>Foto: col. S. Elías

Martín en la Ruta de Shakelton en el Valle de Izas.
Foto: col. S. Elías

Martín: Mikel "Zabalza es un nombre que se escribe con mayúsculas, gran alpinista, defensor del estilo y una gran persona".

¿Qué significa Pirineo?
S: Pirineo quiere decir casa en nuestro idioma.
M: Territorio salvaje, todavía por explotar en algunas de sus vertientes. Empieza a ser el jardín de casa.

¿Y Mikel Zabalza?
S: Mikel es la mayor inspiración deportiva de nuestro país. No hay otro como él. Es el mayor visionario del Pirineo y tiene muy claro por donde va el deporte de montaña del siglo XXI. Para mí, para mi hermano, para todo el Equipo Español de Alpinismo, Mikel es un gurú.
M: Ese es un nombre que se escribe con mayúsculas, gran alpinista, defensor del estilo y una gran persona.

¿Y el vino?
S: Vino en riojano quiere decir refresco.
M: Es nuestro combustible, como buenos riojanos debemos bebernos al menos diez litros al mes.

¡El Pirineismo vive!
S: Por supuesto, este invierno el teléfono no paraba de sonar con condiciones en las mejores vías, repeticiones de otras y ofertas para escalar las que faltaban. El pirineísmo está muy vivo, casi adolescente.
M: Siempre lo ha hecho, desde Rusell hasta ahora. Vivió una época dorada en los años ochenta y noventa y ahora estamos descubriendo nuevas formas de explotarlo.

Durante la ascensión de <i>A las estrellas</i> en el Circo de Gavernie.<br>Foto: col. S. Elías

Durante la ascensión de A las estrellas en el Circo de Gavernie.
Foto: col. S. Elías
¿No os cansáis el uno del otro?
S: Es difícil cansarse de un hermano que te hace reír y escala los largos duros de primero. Así al fin del mundo.
M: Casi nunca, a mi me encanta estar con Simón, me enseña muchas cosas y nos reímos bastante. El otro día, como anécdota, después de pasar tres semanas juntos, llegamos a Logroño… y cada uno por su lado. Total, que decido ir al cine y me lo encuentro en el asiento de al lado.

¿Hay algún tipo de clima de competición entre hermanos?
S: Sólo la tendencia compulsiva de Martín de afanarme los mosquetones. El otro día le pillé uno mío y él muy chulo me dijo: "Oye, pero que este te lo robé ya hace mucho tiempo".
M: Claro que sí. Yo hago todo lo posible por ligar más que él y lucho porque le empiecen a tocar los largos duros. Espero que el entrenamiento de Javier Martín dé sus resultados…

¿Compartís algún sueño?
S: Poder seguir haciendo montaña, riéndonos y pasándolo bien.
M: El de seguir escalando juntos paredes salvajes.

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